Contemplo el instante. Percibo otro momento en el tiempo, me detengo en una contemplación sin límites, me abro al instante que existirá sólo una vez. Ella (¿la imagen?) se hace visible, se ilumina en el vacío (¿en la verdad en la falsedad?) y cuando intento entrar en esa luz, desaparece.
Ella me habla y me escucha dentro de mí, me invade, me hace retroceder. Observo este incansable movimiento que no podré mimar. Sólo contemplar hasta el momento en que Ella habla de mí, cuando se parece a mi cuerpo y a mi imaginario: ahí oscurece.
Ella me rodea y por detrás de mis ojos -cerrados- me contempla; yo sólo escribo, no observo, necesito reencontrarme cara a cara con la sombra (¿con la imagen de la sombra?) Ella me asedia, yo invento seguirla, ¿nos encontraremos en el abrazo del instante?
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